Huesos carnosos en la Dieta BARF

Los huesos carnosos cumplen un gran papel dentro de la alimentación natural BARF, aunque no son estrictamente necesarios (pueden sustituirse por otros alimentos). Además de su alto aporte en calcio y fósforo, también son ricos en magnesio, sodio, zinc y hierro. No todo es hueso, ya que tanto la médula cómo los cartílagos también son complementos muy importantes en la alimentación natural para nuestras mascotas.

Los pequeños trozos de carne que quedan pegados a los huesos también son muy nutritivos, aportando proteínas y nutrientes esenciales. Existen varios tipos de huesos carnosos válidos para alimentar a nuestro perro sin que perjudiquen su salud. Veamos en detalle cuales son los mejores huesos carnosos a la hora de elaborar una receta BARF.

Carcasas de Pollo, imprescindibles en la Dieta BARF

Se conoce como carcasa de pollo al esqueleto que recubre el tórax de los mismos. Son los huesos carnosos más utilizados en la alimentación natural BARF por su bajo coste y su gran aporte en nutrientes.

Indicadas para perros adultos de tamaño medio o grande, con buena dentadura. Los cuales disfrutarán muchísimo masticando las carcasas. De forma simultanea, limpiaran sus dientes de las posibles placas bacterianas que pueda tener (sarro).

Para los perros adultos de pequeño tamaño o para los perros con una dentadura desgastada o rota, lo mejor es pasar las carcasas por la trituradora (minipimer) y dejarlas totalmente molidas, cómo si fueran una papilla.

Las carcasas de pollo tienen una media de 140 calorías, 19 gramos de proteína y unos 7 gramos de grasa por cada 100 gramos, aproximadamente. Recuerda quitar la piel del pollo restante, ya que es solo grasa y además es compleja de digerir.

Alas y cuellos de pollo, una alternativa excelente

Los cuellos de pollo no tienen tanto valor nutricional cómo las carcasas, por ejemplo, pero son también un buen ingrediente para el menú de nuestro perro adulto. Una pieza de 50 gramos tiene un aporte nutricional de unas 150 calorías, contiene unos 7 gramos de proteína y 13 de grasa, aproximadamente.

Las alas de pollo tambien son huesos carnosos que podemos usar con nuestras mascotas adultas, aunque si lo que queremos es iniciar a nuestro cachorro en la alimentación natural, debemos cortar y usar solo las puntas (son más flexibles y sencillas de masticar).

Por cada 100 gramos de alas de pollo, estamos aportando 220 calorías, 19 gramos de proteina y 15 gramos de grasa aproximadamente.

Carcasas de codorniz o conejo, para los más exigentes

Tanto las carcas de codorniz cómo las de conejo son también apropiadas para la alimentación natural de nuestro perro o gato. Son huesos carnosos que podemos dar a nuestra mascota adulta, ya que poseen grandes aportes nutricionales.

Cada perro es un mundo y al igual que el pollo parece gustarles a todos, no sucede lo mismo con el conejo. Por eso si vas a probar sus carcasas, es mejor que primero compres una pequeña cantidad y evalúes si realmente le gustan a tu perro (de mis dos perros, uno las come y el otro no… manías perrunas).

El aporte calórico de estas carcasas es muy similar al de las carcasas de pollo. Por lo que para no ser repetitivo, en resumen son buenas y nutritivas.

Costillas de cerdo o falda de cordero, para grandes dentaduras

Tanto las costillas de cerdo cómo las faldas del cordero también se consideran huesos carnosos, aunque no son tan flexibles como las carcasas o cuellos de pollo. Por eso, este tipo de huesos no están recomendados para principiantes, solamente para personas con experiencia en la alimentación natural.

Lo mismo sucede con los perros, si comenzamos a darles alimentos naturales no es recomendable empezar con este tipo de huesos carnosos, sino con carcasas por ejemplo, por ser más sencillas de masticar y digerir.

Aunque nuestro perro sea ya todo un experto devorando carcasas, si queremos pasas a las costillas debemos asegurarnos de que es un perro de tamaño medio – grande y que posee una buena dentadura. Nunca debemos usar estos huesos con cachorros, perros de raza pequeña o perros con problemas dentales.

Las cotillas de cerdo tienen un aporte de 290 calorías, 18 gramos de proteína y 24 gramos de grasa por cada 100 gramos, aproximadamente. Mientras que las de cordero aportan unas 390 calorías , 12 gramos de proteína y 3 de grasa por la misma cantidad, aproximadamente.

Otros huesos carnosos de la Dieta BARF

Además de los anteriormente mencionados, también podemos hacer uso de los cuellos de pato o pavo, alas de pato o pavo, cuello de cordero o ternera, carcasa de pavo o pato, costillas de ternera, traseros de pollo, etc….

Sin embargo, este tipo de huesos los recomiendo solo cuando ya tenemos bastante experiencia y nuestro perro está completamente acostumbrado a comer otros huesos con menor densidad cómo las carcasas de pollo.

Resumiendo, estos huesos tambien son válidos pero con matices, por eso es mejor iniciarse con los huesos carnosos más sencillos e ir avanzando poco a poco.

Opinión sobre los huesos carnosos en la Dieta BARF

Son muchas las leyendas urbanas que dicen que si le damos huesos a nuestras mascotas, se atragantarán y tendremos que acudir a un veterinario de urgencia. Lo cierto es que siempre existe un riesgo, por pequeño que sea, al igual que existe el riesgo de que si tu o yo comemos lentejas, se nos atragante una y pasemos un mal momento. En resumidas palabras, los huesos no son seguros al 100%, pero es que ningún alimento lo es en realidad.

Si administramos los huesos correctos a nuestra mascota, no debería haber mayor problema siempre que esté sana y no tenga ninguna restricción alimentaria por enfermedad. Son un complemento muy nutritivo y siempre ha formado parte de su alimentación natural, incluso cuando se alimentaban de las sobras de los humanos (mucho antes de que se inventaran las croquetas para perros / pienso). Tienen un alto aporte en Calcio, Fósforo, Magnesio, Hierro, Zinc y Sodio.

Además tanto la carne / cartílagos que los recubren por fuera, cómo el tuétano que se encuentra en su interior, son también una gran fuente de proteínas y nutrientes con un alto valor biológico.

Pero ojo, los huesos que les demos a nuestras mascotas, no pueden estar nunca cocinados. Al cocinarlos, los huesos se endurecen y eso provoca que se astillen con mucha facilidad al masticarlos, además, son mucho más complejos de digerir. Si le das huesos a tu perro, siempre deben ser crudos.

Si te preocupan las bacterias o posibles parásitos que los huesos puedan contener, puedes congelaros durante unos días. Pero antes de darlos a nuestro perro o gato, debemos dejar que se descongelen de forma natural y queden a temperatura ambiente. Por si te sirve de ayuda, yo también me asusté la primera vez que le di huesos a mis perros, pensaba que se iban a atragantar o que algo malo pasaría… pero lo único que ha pasado hasta hoy, es que están mas sanos que nunca y disfrutan comiendo cómo nunca lo habían hecho.

Recuerda no confundir los huesos carnosos que podemos usar en la alimentación de nuestras mascotas, con los huesos de entretenimiento, los cuales tal y cómo su propio nombre indica, solo sirven para tener a nuestro perro o gato entretenidos.

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