De hecho, si nos fijamos en lo que hacen otros animales carnívoros a la hora de comer nos damos cuenta de la importancia que tienen las vísceras. Ya que tanto los lobos como los grandes felinos se alimentan siempre en primer lugar de los órganos internos y dejan el resto de carne y huesos para lo último. El motivo es muy claro, es aquí donde encontramos la mayor parte de vitaminas, minerales y enzimas.
Sin embargo, a pesar de que pueda sonar contradictorio, debido a las grandes cantidades de nutrientes que tienen estos ingredientes es importante no usarlas a la ligera. Ya que no es recomendable que constituyan más de un 10% de la alimentación en el caso de los perros y un 15% en los menús de los gatos. De lo contrario podríamos provocar una hipervitaminosis en nuestros peludos.
Es importante también incluir distintos tipos de vísceras en la dieta, no solo combinar órganos sino también que provengan de diferentes animales. No todas las vísceras aportan los mismos nutrientes. De forma que al combinarlas conseguiremos un balance más equilibrado de vitaminas y minerales. Puedes usar hígado, riñones, pulmón, corazón o tripa verde de cordero o de vaca.
Si no estás acostumbrado a manipular este tipo de ingredientes puede resultar desagradable al comienzo. Pero recuerda que los aportes nutricionales que tienen para tu peludo son imprescindibles para su salud. Además las vísceras deben servirse preferiblemente crudas, ya que al cocinarlas suelen perder muchos de sus nutrientes.
Sin embargo, recuerda congelar cualquier órgano interno durante al menos tres días antes de ofrecérselo a tu compañero de cuatro patas. Así estarás seguro de que no contiene parásitos o bacterias perjudiciales para su salud.