Originariamente, los animales carnívoros como los lobos y los grandes felinos no son capaces de asimilar el almidón de los cereales. Por lo tanto, estos ingredientes no se digieren y fermentan en el intestino. Además los carbohidratos terminan almacenándose como grasa o exceso de glucógeno. Provocando inflamación en el sistema digestivo y facilitando la aparición de determinadas enfermedades crónicas. Entre las que podemos encontrar obesidad, diabetes, fallos hepáticos y alergias alimentarias.
Es cierto que nuestros compañeros han evolucionado respecto a sus ancestros y su alimentación ya no es estrictamente carnívora. Los perros han desarrollado una enzima llamada amilasa que permite asimilar el almidón de determinados cereales, pero sólo en cantidades muy pequeñas. Si basamos su alimentación en cereales o los añadimos de manera habitual a su dieta, no será capaz de digerir esas cantidades.
Sin embargo, en el caso de los gatos, la evolución de su sistema digestivo está más cerca de la de los grandes carnívoros. De manera que ellos no son capaces de asimilar los nutrientes de los cereales. Por lo que no se recomienda en absoluto añadir ninguna variedad a su dieta natural.
Conociendo esta información podemos afirmar que nuestros peludos pueden tener una alimentación completa y 100% saludable sin añadir cereales de ningún tipo a su dieta. Sin embargo en el caso de los perros hay determinadas situaciones en las que pueden sernos de ayuda siempre que se usen en pequeñas cantidades. Podemos añadir arroz a la dieta de perros con problemas de obesidad o para aquellos con un nivel de actividad muy alto. Aunque no hay que olvidar que otros cereales como el trigo o el maíz son nutricionalmente inútiles para nuestros perros, ya que no aportan nada a su alimentación.
En cualquier caso, si optamos por añadir algún tipo de cereal a una dieta natural lo más recomendable es que sean integrales en la medida de lo posible y que se cuezan previamente para liberar la mayor cantidad de almidón posible.